La Vasculitis es la inflamación de los vasos sanguíneos como lo son las arterias, las venas, etc.
Este proceso inflamatorio puede generar una obstrucción lenta y progresiva del vaso sanguíneo o aún más, destruirlo. Tal como si obstruyera el sistema de riego a su jardín y sus plantas se secasen, el tejido del cuerpo humano que está irrigado por el vaso sanguíneo enfermo sufrirá de la menor llegada de sangre llevándolo a una lesión que de no ser corregida a tiempo, suele ser irreversible.
El aparato circulatorio originado a partir del corazón por la arteria aorta, imitando a un árbol, se va dividiendo en ramas cada vez más pequeñas y delgadas que se tornan imperceptibles al ojo humano, llamadas capilares, distribuyéndose en todo el cuerpo. Desde aquí, el sistema circulatorio se reconstruye en una nueva red que permite devolver la sangre ya utilizada hacia los pulmones y al corazón, el sistema venoso.
Este amplio circuito arterial y venoso, con vasos de distintos calibres, con diferentes características estructurales y funciones primordiales para la vida del ser humano, puede enfermarse, inflamarse y generar patologías que varían desde simples lesiones de la piel hasta la pérdida de la función de un órgano, por ejemplo afectar a los ojos y generar ceguera, o comprometer un órgano vital y llevar a la muerte.
Las vasculitis son diversas entidades patológicas con múltiples manifestaciones clínicas, donde cada una de ellas puede ser imitada por una enfermedad de otro tipo y donde la temprana participación especializada puede ser la garantía de un adecuado proceso de estudio, diagnóstico y tratamiento.
Síntomas
Algunos de los síntomas más comunes en la Vasculitis son:
- Síntomas de varios órganos y sistemas juntos.
- Signos y síntomas en alguna estructura orgánica.
- Lesiones cutáneas como erupciones, nódulos subcutáneos múltiples, úlceras de piel de difícil cicatrización, urticarias crónicas, etc.
- Afecciones del sistema nervioso periférico y/o compromiso del sistema nervioso central.
- Infiltrados, nódulos y/o cavidades radiológicas pulmonares.
- Fiebre por tiempo prolongado.
A modo de ejemplo, si los afectados son los pequeños vasos que nutren la piel, sólo se puede observar una lesión cutánea que seguramente resulte en escaso riesgo vital o funcional, a diferencia que si los afectados son pequeños vasos pero que irrigan las estructuras funcionales del ojo, pueden ocasionar la ceguera.
Causas
En general la causa es desconocida, aunque algunos factores de riesgo suelen actuar como desencadenantes o responsables:
- Algunos medicamentos, como efecto adverso, pueden generar lesiones vasculíticas en la piel, por lo general leves que se resuelven cuando dicha droga se suspende y es reemplazada por otra de eficacia similar.
- Los agentes infecciosos suelen contribuir a la aparición de vasculitis, entre ellos se destacan los virus productores de la hepatitis B y C, el virus de la inmunodeficiencia humana (productor del SIDA), entre otros.
- En ocasiones, las vasculitis se comportan como un síntoma o signo más de otra enfermedad autoinmune. En este caso se las llama vasculitis secundarias a entidades como el lupus eritematoso sistémico o la artritis reumatoide, o aún a enfermedades no autoinmunes como los tumores.
Diagnóstico
El médico que recibe al paciente y tenga la sospecha de estar ante una vasculitis, lo derivará al Reumatólogo quien procederá a diferenciar el cuadro de un importante número de patologías que pueden imitar y con bastante similitud a una vasculitis.
Luego de una extensa conversación y profundo examen físico, se solicitarán estudios de laboratorio, métodos de imágenes como radiografías, tomografías y estudios de anatomía patológica de la estructura orgánica enferma para definir el tratamiento más eficaz.
Tratamiento
El mejor tratamiento comienza con un diagnóstico correcto. Si el responsable de la enfermedad fue un medicamento o un agente tóxico, deberá ser retirado y quizás el problema alcance la solución definitiva. Si fue un agente infeccioso el desencadenante, la terapia específica resulta trascendente.
Ante un proceso inflamatorio autoinmune severo, se requieren drogas que modulen las acciones del sistema inmunológico como los corticoides o inmunosupresores. Éstas preservarán la función del órgano y seguramente prolongarán la sobrevida.