Historias para compartir: No te acostumbres a vivir con dolor

Historia Melisa Ibañez

Me llamo Melisa, tengo 26 años y si bien mi enfermedad no tiene nombre ni apellido (“artritis indiferenciada”) pasé por el mismo schock emocional al ver que mi cuerpo no respondía como yo quería. No podía entender cómo con 24 años me costara tanto levantarme de una silla o le tuviese miedo a las escaleras, esto se complicó más aún al ir al médico y que la única respuesta fuese “no tenés nada” o “sólo te hace falta ejercicio”.
Gracias al apoyo de mi novio y mi familia seguí buscando hasta que di con mi actual reumatóloga, la cual no sólo me escuchó sino que también me tranquilizó, iniciado el tratamiento y con paciencia a los pocos meses ya me sentía joven nuevamente.
Acá es donde viene mi primer consejo: no se queden con una sola opinión, siempre consulten, no se deben acostumbrar a vivir con dolor; el segundo es que si lo necesitan no tengan miedo de buscar contención, ya sea de familiares, amigos o psicológica, el camino de esta enfermedad siempre va a ser mejor en un ambiente positivo.
Actualmente vivo una vida más activa, estudio, salgo como cualquier persona de mi edad, me encuentro menos estresada y tengo planes para volver a patinar dentro de poco.